LOCALES

Comunidades de Porvenir y Timaukel aprenden a hacer compost con cáscaras de centolla y pedacería de lana

Hasta la provincia de Tierra del Fuego se trasladaron las profesionales de INIA Kampenaike, Claudia Mc Leod y Karina Aguila, quienes están a cargo del programa de horticultura sustentable, acompañadas de la profesional de Inia Quilamapu y experta en técnicas de compostaje, Ceclilia Céspedes, para realizar un taller de elaboración y uso de compost a las comunidades de Timaukel y Porvenir.
El compost o abono compuesto, es el resultado de la descomposición aérobica de una mezcla de residuos orgánicos, tanto animales como vegetales. Sirve para mejorar los suelos, ya que aporta nutrientes, microorganismos benéficos, es promotor del crecimiento y reduce la incidencia de enfermedades y plagas que afectan a las plantas.
Si bien en el último tiempo la elaboración de compost es materia obligada en escuelas rurales y/o comunidades que quieren avanzar hacia la optimización de los recursos naturales y la sustentabilidad; la novedad de esta iniciativa, reside en que los asistentes a los talleres de Timaukel y Porvenir, lo hicieron con insumos locales como cáscaras de centolla y pedecería de lana, residuos típicos en ambas comunidades pero que no se reutilizaban y que ahora ganan valor y reducen la cantidad de basura en la isla.
Además, los restos de césped, que antiguamente se recolectaban y se desechaban, hoy fueron de gran ayuda para la coposición del abono, ya que ayudan a elevar de forma rápida la temperatura de la pila de compost a más de 60 grados, lo cual es primordial para eliminar todo tipo de patógenos y semillas de maleza del compuesto.
Los talleres dictados por las profesionales fueron de mucha práctica y contaron con una asistencia de 20 y 21 personas respectivamente. “El efecto del abono orgánico es progresivo y acumulativo, poco a poco va mejorando la calidad del suelo y así los habitantes de estas lejanas tierras pueden cultivar y estar seguros de que cosecharán hortalizas de calidad”, señaló la experta, Cecilia Céspedes.
Por su parte, Claudia Mc Leod, quien promovió el cultivo de las quintas con el objeto de que los habitantes puedan consumir frutas y hortalizas frescas, indicó que “el INIA con nuestro programa de capacitación, se está acercando a las comunas rurales para promover una agricultura sustentable que le permita a los vecinos generar o reutilizar las típicas quintas comunales para que puedan cultivar sus propias frutas y verduras. Que el aislamiento no sea impedimento para que la comunidad pueda consumir productos naturales y frescos todo el año”, enfatizó.
Con este ya son doce los talleres que el programa de capacitación en técnicas de horticultura sustentable ha realizado por la región durante este año. La meta a alcanzar son 70 talleres, lo que significará capacitar a un 80% de los pequeños agricultores de la región para que implemente los conocimientos adquiridos en horticultura sustentable.

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