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Servicio Agrícola y Ganadero trabaja en determinar la razón de daño en coironales de la Isla Tierra del Fuego: buscan detectar anomalía que afecta a esta especie

La Festuca gracillima, conocida también como coirón y coirón dulce o fueguino es, sin duda, la planta o especie más característica de la estepa magallánica, y aunque no se trata de una planta apetecida, es la principal fuente de forraje invernal para el ganado de la región.

No obstante el relativo bajo valor nutritivo y poca capacidad de recuperación al pastoreo, debido a su importancia como recurso alimenticio de uso invernal, debido a una anomalía presentada por esta especie en diversos sectores de Tierra del Fuego, y a una denuncia realizada por la Asociación de ganaderos de Magallanes, ASOGAMA, la dirección regional de SAG Magallanes solicitó a la División de Protección Agrícola de SAG central que, en el marco del permanente programa de vigilancia y control oficial de plagas agrícolas, enviara a un/a profesional experto en la materia.

Es así, como la ingeniera agrónoma, especialista en fitopatología de SAG Central, María Eugenia Murillo Sepúlveda, fue la primera experta en analizar en terreno la alerta relevada por el sector público y privado, viajando hasta la región para realizar los primeros análisis a los coironales, aplicando un protocolo técnico de muestreo y levantamiento fitosanitario en algunas de las zonas del territorio insular que presentan daño, actividad realizada junto al el jefe provincial de Tierra del Fuego, Cristian Gómez, y la ingeniera agrónoma Pamela Gross Poll.

Al respecto, la fitopatóloga indicó que “en primera instancia, en terreno se efectuó una completa revisión a las plantas, examinando la raíz, cuello y hojas, lo cual permitió observar que a nivel radicular y de tallo, existía una pudrición de tejidos con sintomatología similar a la causada por hongos patógenos. Sin embargo, y debido a que es común que los suelos presenten hongos dentro de su flora de microrganismos, se tomaron muestras para mandar al laboratorio Lo Aguirre de SAG y hacer un análisis de distintas plagas agrícolas como hongos, nemátodos e insectos que pudieran estar afectando a esta especie”.

“Si bien el trabajo del laboratorio podrá entregarnos resultados relacionados con fitopatógenos (hongos, bacterias, nematodos, virus) y/o insectos, no se descarta que pudiera haber otros elementos externos multifactoriales o de tipo abiótico (que no es provocado por organismos vivos), que pudieran estar influenciando esta anomalía, en cuyo caso habría que identificar qué incide en este deterioro, lo que podría tener relación con el manejo que se hace del recurso pratense”, puntualizó Murillo.

Al respecto, el director regional de SAG Magallanes, Gerardo Otzen, precisó que “se establecieron trece estaciones de prospección con el fin de conocer, qué está afectando al coirón y realizar un seguimiento a partir del mes de septiembre, ya que durante el periodo de otoño e invierno, no se puede registrar el daño, ya que la planta no exhibe crecimiento”.  

Así mismo, el directivo explicó  que dentro de este estudio, que corresponde a la primera toma de muestras, se seleccionó una estación que ya había sido prospectada a comienzo de año, y durante el período de crecimiento activo de la planta (de septiembre en adelante), se continuará con la vigilancia y la toma de muestras, actividad que se extenderá hasta el 2020.

Para el Secretario Regional Ministerial de Agricultura, Alfonso Roux, la estepa representa el ecosistema característico de la Patagonia y, sin duda, es un recurso pratense que sustenta la ganadería regional. “Con el SAG estamos monitoreando este fenómeno que está afectando algunos sectores de la isla Tierra del Fuego y están puestos todos los esfuerzos en tener  prontamente algunos resultados que nos den luces de que se trata esta anomalía, y actuar según nos faculta la ley como ministerio de agricultura a través de Servicio Agrícola y Ganadero, y de este modo proteger las condiciones fito y zoosanitarias de nuestro país”.

Las muestras, que serán enviadas al laboratorio de SAG Lo Aguirre, fueron divididas en: insectos, 15 submuestras para el laboratorio de micología (estudio de hongos) y otras 15 submuestras para el laboratorio de nematología (nemátodos), estudio que será complementado con muestras que se efectuarán durante la época de inflorescencia y que serán enviadas al laboratorio de malherbología, con lo cual se podrá identificar si existen otras especies o subespecies afectadas.

Fuente: Ovejero Noticias

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