LOCALES

Más de 20 mil hectáreas de bosque nativo han sido depredadas por los castores

El equivalente a 38 mil estadios nacionales es la cantidad de hectáreas (23 mil) que el castor canadiense ha devastado en la Patagonia chilena.

Esta especie exótica invasora, que fue introducida en Argentina en el año 1946 como una manera de fomentar la industria peletera, se ha convertido en un desastre natural para los ecosistemas australes de ambos países.

Actualmente la población de castores en la Patagonia chilena se estima que va en más de 110 mil ejemplares, aunque los sistemas de medición, según explicaron los expertos, todavía no son tan certeros por el difícil acceso que hay para los investigadores, por lo que la cifra puede ser aún mayor.

Consciente de los problemas que esta especie ha causado en los paisajes, la fauna y la flora típicas de los parques y reservas de la Patagonia, desde 2003 el Gobierno de Chile invierte en actividades de control y erradicación del castor; en 2005 se inició un proceso binacional entre los gobiernos de Argentina y Chile para complementar acciones y en septiembre de 2008, se firmó el Acuerdo Binacional para la Restauración de los Ecosistemas Australes.

Sin embargo, al ser un problema que escapó de control, el Ministerio de Medio Ambiente, en asociación con Conaf y SAG, solicitó hace un par de años el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para acceder al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), proyecto que tiene el objetivo de mejorar los marcos institucionales subnacionales para el control, la prevención y gestión efectiva de las especies invasoras en ecosistemas de alto valor para la biodiversidad mundial como la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.

En este contexto es que ayer se llevó a cabo en Punta Arenas el encuentro anual de las autoridades del Proyecto GEF Castor para evaluar el trabajo en este primer año de ejecución.

El seremi del Medio Ambiente, Eduardo Schiappacasse, indicó que “lo importante es definir una serie de acciones, como una gobernanza para organizar el manejo a futuro del castor”. Cabe señalar que el proyecto contempla tres años de estudio para elaborar un diagnóstico de la situación y así crear un plan de acción que comenzará a operar el año 2020.

No obstante, en paralelo se iniciará un programa piloto para intervenir las cuencas de Laguna Parrillar, la Paciencia, en Parque Karukinka, río Marazzi, en Tierra del Fuego, y el sudeste de la provincia de Última Esperanza.

Fuente: El Pinguino

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