Si bien para la mayoría de los chilenos (y Porvenir no es la excepción) la pandemia que vivimos es una tragedia humana y un hondo drama social, para algunos (los menos, obviamente), no todo resulta tan negativo en materia de oportunidades ante la situación de emergencia nacional por causa del Covid-19. Uno de los que consiguió mejorar la situación económica de su hogar, claro que a costa de bastante esfuerzo familiar, es el vecino Sergio Barrientos, quien encontró en su experiencia gastronómica una opción de vida.
“Gracias a Dios, con los menús que ofrezco desde el día anterior, los fines de semana con la venta de empanadas y tener una buena clientela fija que me responde sin demora, me ha ido bien. No son muchos, lo justo y necesario porque no saco nada de abarcar mucho si después no me llegan a pagar”, dice Sergio, quien hace algunos años tuvo un “café al paso” en el centro, que terminó cerrando porque le subían tanto el arriendo que trabajaba para el dueño del local.
Hoy prepara “con muy buena mano” un solo menú diario y ofrece colaciones por whatsapp, que no siempre alcanzan para todos e incluso, más de una vez ha debido preparar una segunda “lanchada”, aunque sea dos horas después de la del almuerzo normal. Es un trabajo de empeño, ya que cuando para variar ofrece empanaditas de maucho “hay que mojarse las patitas y llevar el producto a analizar a Salud. Igual hay que comprar buena carne en las mejores carnicerías, ¡y todo es plata!”, nos asegura.
No es el único, hay muchos porvenireños que emplean las redes sociales para hacer algunos negocios en medio del temor al coronavirus, preocupándose con una dosis de constancia de recibir el mejor producto. De hecho, muchas damas venden comestibles y distintas cosas, usadas y nuevas, estas últimas encargadas a Punta Arenas y Santiago: vestuario, mobiliario, electrónicos, celulares. Pero, para nada quieren aparecer en la prensa.
“No me conviene, porque después aparece Impuestos Internos y de seguro que el negocio se termina, usted sabe que ellos no perdonan nada, ni porque estemos en pandemia”, nos dice una emprendedora. “Es que si salgo en el diario, lo primero es que la ficha social de hogares ‘se va a las pailas’ y no recibiríamos más beneficios. Y como está la cosa, aunque una se gane sus pesitos, no alcanza tampoco”, nos confiesa otra de las ocasionales emprendedoras. Quizás cuando pase la emergencia regularicen su actividad, pero tienen claro que si lo hacen de inmediato “suben de categoría” y el Estado deja de ayudarlas.
Fuente: La Prensa Austral