Una percepción antagónica mantienen ganaderos de Tierra del Fuego que poseen campos productivos en la amplia zona del cordón Baquedano, respecto al daño medioambiental que estaría provocando la creciente explotación minera aurífera mecanizada que ejercen al menos tres empresas más o menos grandes en las cañadas, hondonadas y llanos, pródigos en vegetación para las majadas ovinas y -por necesidad del lavado del mineral-, a orillas de los prístinos cursos de agua nacientes, afluentes y consolidados como los ríos Del Oro, Verde y algunos esteros. Aparte de afectar a la ganadería, las faenas de extracción presuntamente destruyen la frágil capa vegetal al ser intervenida a gran escala, dejando un terreno yermo por largas décadas, sino permanente.
Según detalla el ingeniero agropecuario y ganadero de Baquedano, Diego Kusanovic Barría, “ya no nos encontramos cien años atrás, cuando no había preocupación por el daño que (las dragas mineras) ocasionaban al medio ambiente. Estamos en el 2020, siglo XXI y todo ha cambiado: la naturaleza hoy merece respeto, bienestar y sustentabilidad”. Explica que “la actividad minera cuando se realiza con maquinaria se hace industrial y es mucho más invasivo, por ende el daño es mayor”.
“La extracción de oro se realiza a través de calicatas a tajo abierto, a una profundidad que puede superar los dos metros, alterando el perfil (horizonte) del suelo, su permeabilidad y compactación, las cuales son características físicas importantes en la ‘categorización del suelo’. También altera la distribución de los minerales y nutrientes del mismo para ser aprovechados por las plantas. Por eso los suelos donde hubo actividad minera hace 100 años hoy permanecen sin vegetación”.
Kusanovic especifica que además “el clima tampoco permite una recuperación de la vegetación. El cordón Baquedano está situado a una altura de 500 metros sobre el nivel del mar, expuesto a fuertes vientos y a bajas temperaturas durante todo el año, lo que impide tener condiciones favorables para el establecimiento de nuevas especies vegetacionales. Menos si consideramos que los suelos son delgados, con escasa cobertura orgánica y de baja fertilidad. Básicamente la vegetación existente es de tipo nativa, adaptada a las condiciones propias del lugar”.
No es lo único, agrega, ya que “otro recurso perjudicado por esta actividad ha sido el agua. El río Del Oro y todos sus afluentes muestran signos evidentes de contaminación por el lavado de material. Este río se origina en el cordón Baquedano y atraviesa gran parte de la zona norte de la isla de Tierra del Fuego, recorre más de 200 kilómetros hasta su desembocadura en la bahía Felipe (estrecho de Magallanes), donde también se ha notado altos niveles de turbiedad. Sus aguas son un recurso vital para la supervivencia tanto de la fauna silvestre como del ganado doméstico, como para los puestos y estancias donde habitan personas que lo requieren para sus necesidades físicas y biológicas”.
Kusanovic refiere que todos los puntos anteriores son daños directos causados por la actividad minera en el cordón Baquedano con respecto al medio ambiente, “pero también tenemos daño indirecto a la ganadería, las vegas y las áreas con mayor potencial forrajero que están siendo devastadas por la extracción de oro, dejando las zonas más pobres para el pastoreo. Demás está agregar que la contaminación tiene repercusiones en la sanidad de los animales, ya que está estipulado como norma de bienestar animal que éstos tengan acceso a agua limpia”.
“¿Qué pasaría con el turismo local en conocimiento de las malas prácticas con que se desarrolla la actividad minera?”, pregunta el profesional. “Cualquiera que sea testigo o sepa esto, no le resulta para nada atractivo sino todo lo contrario. Es muy distinto -ejemplificó- el caso particular de pirquineros que realizan trabajo artesanal y atractivo desde el punto de vista histórico y patrimonial”, el que atrae a visitantes de todas las latitudes.
“Existen evidencias que la explotación de oro se está desarrollando de mala manera, que no cuentan con estudio de impacto ambiental porque son consideradas empresas ‘a pequeña escala’ y sus proyectos señalan que explotarán menos de 5 mil toneladas, pero ¿quién fiscaliza eso?. Que señalen que el suelo y la vegetación se recuperarán por sí solos, sin ningún estudio de antemano que lo avale, es una vergüenza. Como ciudadano y ganadero, y en representación de muchos, invito a las autoridades regionales y a las instituciones públicas competentes en el área de la minería y medio ambiente, a que tomen medidas y solucionen con miras hacia la sustentabilidad”, cerró el descendiente de una antigua familia de colonos fueguinos.
Ganadero discrepa con sus pares
Distinta es la visión del también ganadero de Baquedano, Enrique Cuevas, para quien los efectos de la explotación minera “va de acuerdo al dueño del predio. Yo no puedo decir nada malo de la empresa minera ni de los que están entrando, porque me pongo de acuerdo con ellos, me dan la semilla para volver a sembrar pasto y la coloco donde sé que me va producir, no en la piedra, y esa hectárea sé que la recupero. Ajeno a ellos (sus colegas del sector) que van atacando y no entran en conversaciones de lleno con esta gente”, subrayó.
Recordó que la ley respalda la actividad extractiva, ya que “Chile es un país minero y no ganadero, entonces la ley se reformó y si ellos quieren ir a juicio corren el riesgo de perderlo y encima, le van a romper (la tierra) y va a haber explotación igual. En mi caso, he llegado a acuerdo con las dos empresas que tengo en mi predio y me han hecho mejoras, abierto caminos, hay varias cosas. Tendría que ser tonto en criticar, cuando he tenido varias ventajas”.
Puso como ejemplo que todo el suelo que las mineras rompen, lo pagan y le dan semillas y fertilizante para restaurar la vegetación, beneficios que avalan al canadiense Daniel Johnson, quien para ingresar a trabajar en sus tierras -pese a que podría hacerlo sólo con sus pedimentos mineros- le pidió autorización y en tratos posteriores alcanzaron acuerdos de beneficio mutuo.
“Si se tiene entre mil y 8 mil hectáreas, que rompan cinco es como hacer un puntito en el mapa, y de ellas quizás la mitad es aprovechable, el resto es mata negra y malezas de distinta especie. Ahora, si se quisiera cobrar por las matas, por la piedra, por todo, hay que ir a juicio”, opinó. Respecto a los relaves que llegan a los ríos, estimó que son descargas que ocurren en todo el mundo para las cuales hay servicios del Estado que deben fiscalizar.
“Ellos (las mineras) usan agua que deben acumular, decantar, hacer piscinas y esos rebalses se van. Para eso están los fiscalizadores de la Dirección de Aguas, Sernageomin, servicios ambientalistas, que funcionan en base a denuncias. Cuando hay explotación minera, es fiscalizada y a mí no me cabe duda que Johnson fue fiscalizado en una o dos oportunidades”, aseguró.
En el campo de Enrique Cuevas hay además una empresa nacional que está comenzando a extraer oro, también por medios mecánicos, ante las cuales el entrevistado cree que mantiene derechos sobre la capa vegetal, servidumbre y otros aspectos a favor de la producción ganadera.
Asociación fueguina de ganaderos
“El daño al estrato vegetal en campos ganaderos es un tema que nos interesa muchísimo, si bien nuestra postura como asociación -que hemos postulado varias veces- es que no estamos en contra de ninguna actividad productiva, siempre que se cumplan todas las medidas y normas que exige la ley y se hagan fiscalizaciones adecuadas”, sintetizó sobre el tema el presidente de la Asociación de Ganaderos de Tierra del Fuego, René Milicevic.
No obstante, criticó la contaminación que afectó al río Del Oro, que durante toda la temporada de labor ovina (estival) mostró un color negro, con mucho sedimento. “Hubo constantes denuncias por parte de ganaderos respecto del agua, se lo hicimos saber a la autoridad y citaron a los entes competentes: Sernageomin y Dirección de Agua, que cursaron infracciones a una explotación minera que hay en el cordón. En el fondo, nos interesa que esta industria no entorpezca ni cause daños a la actividad ganadera ni al patrimonio de nuestros socios”, acentuó , destacando que la referida infracción se originó cuando la minera no tomó las medidas para que los sedimentos de la extracción aurífera no se viertan al citado río.
Dada las características del cordón Baquedano de tener una muy delgada capa de vegetación, Milicevic estimó que “si una actividad no es capaz de tener un presupuesto para contar con todas las medidas de mitigación, simplemente no es viable, y no debe existir una labor que no sea sustentable en mantener la condición ambiental que hoy día existe”, cerró.
Dirección de Aguas cursó multa a minera de origen canadiense
El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) visitó a las empresas mineras que actualmente laboran en el cordón Baquedano. El seremi de Minería (s) Pablo Rendoll, dijo que la Dirección de Aguas le pidió a la minera de Daniel Johnson corregir ciertos defectos detectados en febrero pasado y analizados en una mesa de trabajo.
“Se le ordenó restituir el cauce (del río Del Oro), dándole un plazo que vence el 10 de julio y cursándole la infracción respectiva. Para mantener las actividades ganadera y minera, se estableció la mesa de trabajo que está a cargo de la gobernadora de Tierra del Fuego, donde interviene el Sag (Servicio Agrícola y Ganadero), Dirección de Aguas y Sernageomin, con la idea de armonizar que ambos sectores puedan trabajar sin problemas”.
Dijo que sobre el tema ha recibido consultas hasta del Instituto Nacional de Derechos Humanos, dado que si bien el país es minero, en la zona predomina la producción ganadera. “Por eso son tan importantes las mesas de trabajo, ya que se escucha a todas las partes para armonizar las distintas visiones”, explicó la autoridad (s).
Por la “fiebre del oro” del cordón Baquedano se fundó Porvenir
La explotación del oro en Tierra del Fuego tiene una historia de más de 100 años, gracias a las primeras expediciones del marino y explorador chileno Ramón Serrano Montaner y, posteriormente, del ingeniero rumano Julio Popper, rememoró en la historia Diego Kusanovic, donde se descubre por primera vez importantes yacimientos auríferos en las costas de Tierra del Fuego. Inmediatamente se da inicio a la conocida “Fiebre del Oro” (1883-1909), ocasionando una gran inmigración principalmente desde Europa, cuyos ciudadanos arribaron a estas latitudes en conocimiento de tan preciado mineral. “Sin duda lo anterior contribuyó a la fundación de nuestra ciudad, Porvenir”, acentuó.
En los inicios se formaron sociedades mineras que contaban con enormes dragas para lavar toneladas de material, obteniendo varios kilogramos de oro puro al mes. Sin embargo, después de extraer el oro “más fácil”, estas dragas pararon de trabajar y las sociedades desaparecieron o se cambiaron al “oro blanco”, que hace referencia a la ganadería ovina. Pararon las dragas, no así los pirquineros -principalmente inmigrantes- que buscaban un sustento con qué ganarse la vida, que a punta de pala y picota laboreaban los sectores de El Verde, Quebrada Honda, Casa de Lata y Puesto Pescado.
“Pasaron los años y muchos pirquineros dejaron de trabajar en el oro. Es un trabajo duro y sacrificado para quien lo realiza manualmente, sin embargo, hasta el día de hoy aún podemos encontrar uno que otro pirquinero (siempre haciendo mención al minero artesanal)”, apuntó. Empero, remata que al paso del tiempo, “parece que la ‘Fiebre del Oro’ no cesa, ya que regresaron las dragas y hoy las retroexcavadoras, en una explotación ya a escala industrial”.
Fuente: La Prensa Austral