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Iván, el trabajador de Puerto Williams que sobrevivió al Covid-19

En tres o cuatro ocasiones, ya casi ni lo recuerda, Iván Alpes Coronao, concurrió al hospital de Puerto Williams para que lo viera un médico porque presentaba molestias corporales, similares a las de un resfrío, algo así como las llamadas tercianas.

El diagnóstico siempre fue el mismo cuando concurrió al centro asistencial, entre el 15 y el 20 de marzo. No pasaba de una amigdalitis o bronquitis. Pero Iván estaba infectado con el Covid-19, como lo presumiría después el equipo médico y por eso pidieron para él y su padre un traslado a Punta Arenas.

El viaje se concretó recién el 26 de marzo, y desde esa fecha permaneció internado en el quinto piso del Hospital Clínico.

Ayer regresó a su natal Puerto Williams, y en contacto telefónico con La Prensa Austral accedió a relatar su experiencia, a la vez de entregar un mensaje alentador, de que con esperanza, fe y haciendo caso a las instrucciones se le puede ganar al virus.

No pidió reserva de su identidad, y quiere expresar su agradecimiento eterno a todo el equipo del centro asistencial de Punta Arenas, médicos, enfermeras, técnicos y auxiliares.

Fue testigo del trabajo que desarrollan, a riesgo de contagiarse. De ahí la crítica a la falta de implementos de seguridad para estos verdaderos héroes de la salud. “Necesitan más equipamiento”, reclamó.

Volvió a casa con la mejor opinión de los equipos médicos, “porque pocos saben la tremenda labor que ellos desarrollan”. Dice que fue testigo del compromiso de toda la gente.

Se salvó de morir

Después de ver en las noticias la cantidad de gente que muere en el mundo a causa de esta pandemia, “cuando me dieron el diagnóstico lo sentí como una sentencia de muerte, sobre todo por el susto que esto genera y uno se va psicopateando”.

“Acá (en Williams) estuve cinco días en cama, con 38 grados de temperatura, y después de tantas veces que fui al hospital me dijeron que era una amigdalitis, pero luego se dieron cuenta que tenía una pulmonía avanzada. Ahí fue cuando les comenté que mi viejo estaba en la casa con los mismos síntomas, así que lo mandaron a buscar y al final nos mandaron a los dos a Punta Arenas. Lamentablemente él sigue grave en la Uci del Hospital Clínico”.

“Es un tratamiento largo”, reconoce, pero con su testimonio lo que quiere es transmitir un poco de calma y tranquilidad a tanta gente que lo está pasando mal, “y que se encuentra luchando en estos momentos contra el virus”.

Sobre su estadía en el hospital de Punta Arenas, comentó que estar internado en estas condiciones no se permite recibir visitas durante los 20 días. “Ahí solamente estás con el personal médico. Ellos te hablan y hacen compañía, en un trabajo 24-7, quedando completamente expuestos”.

“Hay pacientes que tienen que bañarlos, y lo hacen. Están contigo. Te conversan y preguntan por la familia. Actúan muy humanamente, todos, incluso la gente del aseo, quienes se exponen mucho porque yo veía que no tenían la indumentaria necesaria, a diferencia de otros lugares donde parecen astronautas. Y eso se reflejaba cuando después de unos días preguntaba por alguien del personal, y ya no estaba”.

De vuelta a casa

Ayer en la mañana Iván abandonó el Hospital Clínico, sin poder visitar a su padre que sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos. Y por la tarde viajó de vuelta a Puerto Williams.

En la carta que ayer subió a su Facebook, Iván indica que no tiene nada que decir de la atención de todo el mundo, por el contrario hacen una tremenda labor, “pero sí se notaba la deficiencia de insumos. Por ejemplo de repente (los funcionarios) entraban sin protección, porque no habían y están todo el día con gente que es positivo. A veces usaban guantes que eran muy delgados y se rompían y quedaban expuestos. Ahora finalmente hay 15 funcionarios del 5° piso que dieron positivo. De hecho hoy (ayer) el piso lo cerraron y lo van a fumigar y cambiaron a los pacientes al 4° piso”.

En la misiva, que también publicó en el Facebook del hospital pero que después la eliminaron, pide a la gente tener mucha fe y seguir orando, “porque funciona. Yo estoy hoy de alta y sin el virus en mi cuerpo. Mi bebé y mi mujer también están luchando con el virus. Gracias a Dios están súper bien, sólo tienen que hacer cuarentena”.

Fuente: La Prensa Austral

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