LOCALES

Testigos de Fiscalía descartan odiosidad homofóbica en juicio de “Quemados”

Con los testimonios de las dos víctimas del ataque con agua hirviendo sufrido la víspera del año nuevo 2019, continuó ayer el juicio oral por el “Caso Quemados”, en el segundo día que se lleva a cabo en el Juzgado de Letras y Garantía de Porvenir. El primero en declarar -y lo hizo por expresa petición tras un biombo- fue José David Muñoz Vargas, quien aseguró que sus atacantes, los imputados Juan Pablo Vilches Valdivia y Nelson Alexander Aguilar Gómez, tuvieron la intención de darle muerte.

“Vilches gritó ‘¡que se muera!’ y me había amenazado de muerte”, declaró Muñoz Vargas, aunque ante el interrogatorio del defensor Juan Carlos Rebolledo, dudó en algunas de sus respuestas, las que en definitiva se apreciaron confusas. Todo ello, porque el declarante parecía no entender el fondo de varias de las preguntas, pese a ser ayudado por el presidente de la terna de jueces, José Octavio Flores.

Sin embargo, terminó por aclarar la presunta sumersión en agua hirviendo, al afirmar que “no me sumergieron en la tina sino que me tiraron agua hirviendo por la espalda estando sentado en la tina. Si no, no estaría usando zapatos porque mis pies se habrían quemado. Me lanzaron dos ollas de agua hirviendo, primero Vilches y después Aguilar”, apuntó, contrario a lo declarado ante el comisario de la PDI Luis Lillo, donde describió una sola olla.

Admitió haber sostenido una relación homosexual minutos antes con la segunda víctima, Sergio Barría Calbuyahue, pero no que formaran una pareja de hace tiempo, sino que “sólo fue esa única vez”. Aseguró que sus victimarios solían insultarlo por su condición sexual y que sólo se enteró cuando estaba hospitalizado, que también quemaron con agua caliente a Barría.

Agregó que los imputados lo forzaron a tomar vino y ron “para que se hiciera hombre”. Sobre su alimentación a la fecha del atentado en su contra, confesó que se compró una caja de medio litro de vino para beberla de a poco y que sólo comió un sándwich, galletas y chocolates, porque “no soy de comer mucho tampoco”, con lo que mantiene su contextura delgada, explicó.

Testigo vestido de imputado

El ingreso de la segunda víctima para declarar, vestido como imputado, molestó sobremanera al defensor público, quien consideró el chaleco amarillo propio de los acusados como una falta de respeto al testigo y pidió retirarle el atuendo, pero como el funcionario de Gendarmería que lo custodiaba señaló que Sergio Barría Calbuyahue debía portarlo por estar pagando una condena, los jueces aceptaron la medida. No obstante, lo más asombroso fue la declaración del mismo.

Aseguró que nunca sostuvo una relación sexual con David Muñoz y que en realidad se había orinado en los pantalones al ingresar al baño y sus atacantes pensaron que estaba mintiendo, por lo que le echaron encima agua hirviendo. Dijo que alcanzó a alejar la olla con un brazo y gracias a ese ademán, sólo le cayó la mitad del contenido en la parte baja del cuerpo.

Al salir del baño sintió ardor en las piernas y al quitarse la ropa vio cómo la piel se le desprendía y con el dolor se le pasó la borrachera, aseguró, ya que al igual que todos los ocupantes de la casa de Muñoz, bebieron licor durante varias horas. La fiscal Wendoline Acuña le confrontó su declaración inicial, en que afirmó haber mantenido relaciones sexuales durante 20 minutos en el baño con David Muñoz.

Le preguntó porqué cambiaba de declaración, respondiendo Barría que “no lo quiero contestar, porque no fue así”. También señaló que fue al primero que quemaron sus victimarios con agua hirviendo y que después sintió los fuertes gritos de David, pero que en ese instante estaba preocupado de su propio dolor, y que tras su traslado a Punta Arenas estuvo en tratamiento durante 15 días con injertos de piel.

Testimonio por “videollamada”

Tras un receso, la fiscal Acuña lamentó que no funcionara el sistema de videoconferencia, que contempla la legislación, para el testimonio del médico del Hospital de Porvenir Juan Pablo Prudencio, quien está de vacaciones en Copiapó. Es así como solicitó que, en reemplazo, se use la señal telefónica con un ministro de fe, lo que no fue aceptado por el defensor Rebolledo.

Después se optó por una “videollamada” de Whatsapp, lo que pese a ser también resistido por el abogado de la Fiscalía, los jueces estimaron válido y el médico pudo entregar los antecedentes del ingreso de ambos quemados al centro asistencial fueguino cuando él se encontraba de turno. Dijo que Muñoz llegó en muy malas condiciones y shockeado y que sus graves lesiones no eran acordes al relato ofrecido de cómo sucedieron.

Tras cotejar la situación con Barría Calbuyahue, optó por hacer la denuncia a Carabineros y enviar a ambos pacientes al servicio más especializado del Hospital Clínico Regional. Al ofrecérsele la contrainterrogante al defensor, Rebolledo rechazó la opción advirtiendo que “siendo una medida ilegal, no vamos a participar de esta acción” y anunció que recurrirá de nulidad ante la Corte.

La jornada finalizó con las declaraciones de los testigos Carlos Oyarzún Vásquez, quien recordó que David Muñoz fue su profesor de repostería y especificó desconocer la orientación sexual de éste, con quien bebía tragos habitualmente; y de Arnold Vargas Ruiz, que dijo haber ido al domicilio de Muñoz el día de los hechos y observó que al dueño de casa los imputados lo estaban lavando con su ropa puesta, pero con agua fría. Incluso, acotó que también Nelson Aguilar lo quiso llevar a lavar a él, pero que con su amigo Carlos (Oyarzún) decidieron retirarse a sus respectivos hogares.

Fuente: La Prensa Austral

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