Nació cerca de la riqueza del oro del cordón Baquedano, en Tierra del Fuego, pero su vida fue humilde y la dedicó a la difusión del folclore.
Así podríamos iniciar la revisión de la existencia de María Oriabel Aguila Barría, que en reconocimiento a su trayectoria en el rescate, proyección y enseñanza de las tradiciones patrias, fue distinguida como Hija Ilustre de Porvenir.
María Oriabel Aguila Barría, nace en el año 1948, en el sector de Casa de Lata, cercano al cordón Baquedano, en Tierra del Fuego, donde sus padres José del Carmen Aguila Barría y Filomena Barría Vargas, se dedicaban a la extracción del oro.
Fue la segunda de cuatro hermanos, Nora Matilde, Jaime Oraldo, fallecido, María Oriabel y Nancy.
“Por razones de dar un mejor estilo de vida a los hijos, mi madre se viene con nosotros a Porvenir, mientras mi padre continuaba en la extracción del oro, pero, con el pasar del tiempo, el jefe de familia fue desarrollando una serie de labores disímiles, como carpintero, arriero, conejero durante la plaga; o sea, de todo lo que hace una persona para que su familia subsista en forma digna y sin mayores problemas”.
“Lamentablemente, no tengo mayores recuerdos de lo que significaba permanecer en el sector del cordón Baquedano, por cuanto éramos muy niños el clima imperante, con grandes nevadas, no permitía visitas a ese lugar para estar con nuestro padre, porque la travesía se hacía a caballo”.
“Nuestra residencia en Porvenir fue la calle Santa María, adyacente a lo que fue la antigua Comisaría de Carabineros y estudiamos con mis hermanos en la Escuela Mixta Superior Nº1, desde kínder a primer año de humanidades”.
Traslado a Punta Arenas
“En el año 1962, mis padres deciden trasladarse a Punta Arenas, debido a que en la capital fueguina no había más esperanzas de continuar estudios superiores”.
“Primero nos establecimos en el barrio Croata, Maipú casi esquina Lautaro Navarro y, posteriormente fuimos también, al igual que otros, pioneros en el poblamiento del barrio Playa Norte, donde transcurrió nuestra adolescencia”.
“Esos recuerdos son muy importantes porque la lucha que dimos los pobladores a fin de arrebatarle terrenos al mar, fue titánica, y no tan sólo los adultos participaban sino también lo hacíamos los niños rellenando el sector con la basura que traían los camiones municipales”.
“En Punta Arenas, estuvimos con mi hermana en el Liceo Sara Braum hasta terminar los estudios”.
En el folclore
“Mi relación con el folclore se inició en la escuela con los profesores normalistas que se preocupaban de inculcarnos el gusto por las tradiciones. Uno de ellos, Eugenio Velásquez, a quién apodaban “Pescado seco” o “Pajarito”, tocaba guitarra e incluso formaba parte del grupo Los Arrieros del Sur, nos enseñaba instrumentos y con él fueron mis primeros ‘toquíos’”.
“Asimismo, recibí la influencia de mi madre a la cual siempre le gustó cantar y bailar y de ella aprendimos los primeros pasos de la cueca, y ya a los siete años en Porvenir participé en campeonatos de la danza nacional que se hacían en calle Señoret, frente a las ramadas dieciocheras”.
“Cuando vivimos en Playa Norte, nos hicimos muy amigas con Luisa Aguila, gran voz que hasta los días de hoy canta hermosamente. Ella nos llevó al conjunto Clara Solovera, donde ya tomamos bien en serio todo lo que era la práctica artística del folclore”.
“En ese mismo barrio vivía una vecina que me pidió que le enseñara a bailar cueca a su hija Carmencita Arriagada, la cual quería participar en los concursos de la danza nacional que se hacían en el mes de septiembre en el gimnasio de la Confederación Deportiva. Lo hice y con su compañero ganaron el certamen. Los padres de la parejita trabajaban en la Empresa Nacional del Petróleo y hablaron con sus jefes para que yo formara el conjunto folclórico infantil de Enap, el que, al año siguiente, fue reforzado con elementos juveniles”.
“Una hermosa e interesante experiencia me tocó vivir cuando la secretaría de Relaciones Culturales de Gobierno me designa para que me desempeñe en Porvenir como secretaria comunal de ese organismo y, en tal cargo, tuve la fortuna de estar en la organización del Primer Festival de la Esquila, realizado en Kon Aiken, en los campos de la Cooperativa Estrecho de Magallanes”.
De nuevo en el estudio
“En ese tiempo, en la capital fueguina, gracias a Dios pude seguir estudiando respecto de las tradiciones chilenas y me dediqué a la docencia, enseñando a generaciones esta rama de la cultura”.
“Concurrí al Festival Nacional del Folclore de San Bernardo y representé a Tierra del Fuego con un grupo en un certamen de proyecciones folclóricas realizado en el Teatro Municipal de Punta Arenas, donde obtuvimos el primer lugar, mostrando las tradiciones y costumbres fueguinas. Para ello, con el profesor Juan Torres Toro, que tuvo la experiencia de haber trabajado él y sus padres en la faena de oro en el cordón Baquedano, viajamos al cordón con el grupo y nos empapamos de la vida de esa sacrificada gente a la cual mostramos en la representación de teatro folclórico y que nos permitió obtener el primer lugar. También trabajó en la parte musical el profesor Italo Manzo”.
En 1981, María Oriabel Aguila fue becada por la Ilustre Municipalidad de Porvenir, durante la administración del alcalde Humberto Molina, para ingresar a la Extensión de la Facultad de Arte y Música de la Universidad de Concepción, como alumna de la Escuela Nacional del Folclore, de la cual egresa, con distinción máxima, como Monitora de Folclore Musical y Coreográfico y, ese mismo año, la Pontificia Universidad Católica de Chile le da el título de ‘Monitora de Cueca’.
Intensa labor
En el año 1984, representa a Magallanes en el Concurso Nacional de Cueca de Arica, junto a Alejandro Peralta Pittet, clasificando entre las cuatro mejores parejas del país. Ese mismo año, junto a Gastón Peralta Pizarro, funda el club Amigos de la Cueca, el cual, posteriormente, pasó a llamarse Conjunto Folklórico Gastón Peralta Pizarro. Seguidamente crea el conjunto de los Funcionarios de la Salud, con quienes representa a la región en la ciudad de Rancagua.
Ha sido dirigente del Club Deportivo Tierra del Fuego, de los funcionarios asistentes de la educación, Club Náutico de Porvenir y la primera mujer, a nivel nacional, en ser presidenta de una Asociación de Fútbol, durante tres períodos, además de desempeñarse como directora del Conjunto Folclórico del Magisterio de Porvenir.
Y, lo más trascendente, por 39 años entregó su vida a la educación.
“En el año 1970 contraje matrimonio con Antonio Barrientos, del cual me separé hace muchos años. De esta unión nacieron mis hijos Cristián Alejandro y Jasna Oriabel”.
“Tengo cinco nietos; mi hijo mayor me dio tres mujercitas, Ninet, profesora de Inglés en el Liceo Juan Bautista Contardi, Jasnita, que es psicopedagoga en el Liceo María Auxiliadora y Francisca Antonia, que cursa tercer año medio en Porvenir. Por su parte mi hija me regaló dos varoncitos, Nicolás Salvador, que estudia en el Instituto Profesional Santo Tomás y Joaquín Ignacio que sigue la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Magallanes”.
“En el año 2003 me hicieron entrega del galvano municipal a ‘La Trayectoria Cultural’ y, este año, he tenido el privilegio de ser declarada Hija Ilustre de Porvenir, en una ceremonia organizada por la municipalidad local, que dirige la alcaldesa Marisol Andrade Cárdenas”.
“Esta es una distinción que pone un corolario a mi labor docente en un año hermoso como porvenireña, como mujer, madre, como abuela”.
“Mi labor fue siempre muy humilde y silenciosa. Nunca esperé este galardón, y lo más impactante, es que en el acto donde se me hizo entrega de este nombramiento, en el desfile del aniversario de Porvenir, me llené de asombro al recibir un esquinazo del conjunto Gastón Peralta Pizarro, grupo que hacía mucho tiempo que no funcionaba y que se reunieron exclusivamente para darme la sorpresa de mi vida”.
“Quiero agradecer a mi escuela donde estuve tantos años impartiendo enseñanza y donde yo me formé como persona, porque allí estudié desde kínder; agradecer a tanta gente que me ha acompañado en este recorrido de la vida y, especialmente el apoyo y comprensión que siempre he tenido de mis hijos y a Dios porque a esta altura de mi existencia puedo estar disfrutando de mis nietos y compartir con toda mi familia”.
Fuente: La Prensa Austral