LOCALES

Más de cien niños asistieron a los renacidos Cevas de Invierno

Más de cien niños asistieron a toda una semana de entretención, espiritualidad y sana convivencia ofrecida por los Centros de Vacaciones Solidarias (Cevas) de Invierno, implementados por la Parroquia San Francisco de Sales, en conjunto con el mismo grupo de 60 jóvenes que actuaron como monitores en verano y gracias al apoyo de la municipalidad de Porvenir, Junaeb y muchísimos colaboradores y de fuera y de la comunidad fueguina. El padre Alejandro Fabres, nuevo párroco de esta ciudad, detalló que los últimos Cevas en esta época del año en la capital isleña fueron en 1992.

“Cuando llegué noté que en Williams, Natales y Punta Arenas se hacía Cevas de Invierno, así que decidimos ofrecer un tiempo de formación y diversión a nuestros niños y jóvenes. El grupo de coordinación de monitores dijo ‘démosle’ y lo hicimos a una semana, como plan piloto, lo que nos dirá con cuántos niños contamos y la infraestructura que se precisa para ejecutarlo como en el resto de la región”, abrevió el sacerdote.

Apuntó que a los 5 integrantes de coordinación se unió la ayuda de la alcaldía, de la dirección de la Escuela Bernardo O’Higgins (donde se realizó la actividad) y del departamento de Educación Municipal, que posibilitó acoger a niños de 5 a 12 años de edad. Indicó que la semana de Cevas salió 450 mil pesos, costeado con aportes de algunos de sus propios amigos de Santiago, que “se cuadraron” a su petición, además de las colaciones (onces) previstas por la Junaeb.

“Cuando las sinergias funcionan y cada uno pone de los suyo, las cosas se pueden llevar a cabo, con buena voluntad y gestión, más las ayudas de los órganos regionales y locales y también la gente, que trajo sus niños, por lo que agradezco la confianza de los papás para que esto funcionara, sino no se hubiera dado”, acentuó Fabres. El funcionamiento se extendió entre las 2 de la tarde y las 17 horas, con actividades grupales, de salón, catequesis por grupos etáreos, juegos, la colación, nueva recreación y el cierre, rezando una oración.

Tras ello, los animadores, coordinadores y el padre Fabres analizaban la jornada para ver en qué se podía mejorar, qué anécdotas nacían del grupo y los jóvenes recibían también su propia colación. Terminó clarificando que los Cevas de Invierno fueron abiertos a toda la comunidad, no existiendo discriminación respecto a si los padres eran o no católicos, porque en la actividad no procede el proselitismo.

“Cada una de los temas se va adaptando, para que los niños no sientan que se les está haciendo una propaganda religiosa sobre un tema, sino que se les da una formación valórica integral que va más allá de la opción religiosa, que es personal y que la tiene que valorar la familia”, explicó. Citó el caso de algunos de los monitores que no son católicos y que participaron sin problema en las actividades programadas.

Fuente: La Prensa Austral

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