La semana pasada falleció el vecino de Porvenir, Héctor Arancibia Draguisevic, propietario de la afamada fábrica de cecinas Pic-Nic, cuyos embutidos por su calidad eran reclamados por puntarenenses y residentes magallánicos del norte del país y de Argentina. Don Héctor nació el 21 de julio de 1942 en Punta Arenas, donde trabajó de joven y destacó en el box regional.
Se trasladó a Porvenir en 1973, donde fue maestro cecinero de la fábrica de Drago Covacich y luego de la Sociedad Timaukel, hasta que en 1982 instaló su propio negocio, que con el tiempo alcanzó renombre por el apetecido sabor de sus cecinas. Hace tres años, un incendio destruyó su local, que pese su avanzada edad, reconstruyó con ayuda estatal, de familiares y amigos.
En su vida social, destacó como presidente de la unidad vecinal número 3, socio activo del Hogar de Cristo y de grupos de la Iglesia Católica. También presidió la Cruz Roja Chilena de Porvenir, dándole gran impulso a la acción del voluntariado en épocas donde costaba acceder a recursos para trabajar.
Le sobrevive su esposa Gupertina Andrade y dos hijas, las cuales esperan mantener la actividad empresarial de su padre. A las exequias y funeral de Arancibia concurrió a oficiar la misa y el responso, su amigo personal y ex párroco de Porvenir, Santiago Redondo Muñoz, quien destacó las cualidades del fallecido.
Fuente: La Prensa Austral