Guillermo Muñoz y Tomás Celedón
Reportajes
El Mercurio
Pese a sus favorables características geográficas y naturales, la isla Navarino y los archipiélagos adyacentes adolecen de serios problemas de conectividad que hacen ver a la zona como postergada respecto del resto del territorio.
Si usted no es de la isla Navarino, pero se encuentra allá, es altamente probable que su teléfono celular suene regularmente con el siguiente mensaje: “Bienvenido a roaming Argentina”. Está en territorio chileno, pero como reconocen muchos pobladores de la isla, la señal de telefonía está mucho más avanzada al otro lado de la frontera. No solo eso. Los habitantes de Puerto Williams también deben observar con frecuencia cómo los cruceros que pasan por el canal Beagle optan por recalar en la ribera norte, en Ushuahia, y no en Chile, pues allá cuentan con mayor capacidad hotelera, servicios médicos más completos y mejor conectividad.
Se quejan, desde el lado chileno, que los argentinos han logrado instalar a su ciudad como la más austral del mundo y turísticamente a “Les Eclaireurs” como el “faro del fin del mundo”. “Y todos sabemos que Williams está más al sur y que en Chile tenemos varios faros más australes”, comentan.
Desde su oficina en Puerto Williams, el gobernador de la provincia Antártica Chilena, Juan José Arcos, se lamenta: “Al frente, en Ushuahia, hay seis mil chilenos. El doble de los que viven en Puerto Williams”.
En la ciudad, todos coinciden en que la conectividad es el principal problema y que esta se remite a dos puntos esenciales: ampliar la pista del aeropuerto y, sobre todo, terminar la carretera Y-85, que permitiría unir el canal Beagle con Porvenir y, por lo tanto, con Punta Arenas. Hoy el transbordador desde la capital magallánica tarda 32 horas en llegar a la isla Navarino. Si se completa el camino, este tiempo podría rebajarse a 12 horas.
Un camino demasiado lejos
Según lo presupuestado, el camino que cruza Tierra del Fuego y que une Porvenir con el canal Beagle tiene cerca de 400 kilómetros y solo faltan 41.
Sin embargo, ese tramo aparentemente corto tiene dificultades que han retardado un proyecto que se inició en 2014 y que, según lo planeado, debió estar listo en 2018. Hoy se piensa que podría estar terminado en 2023. Es más, el anuncio del camino data del gobierno de Patricio Aylwin.
Algo de eso le comentó el alcalde de Cabo de Hornos, Patricio Fernández (DC), al canciller Roberto Ampuero, quien esta semana visitó la zona. “Ojalá sea así, en 2023, porque desde que llegué a la zona lo vengo escuchando”, le dijo, junto con valorar la presencia del ministro.
El camino está a cargo del Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), que trabaja desde el lago Fagnano por el norte y desde la Bahía Yendegaia por el sur, intentando unir ambos puntos. “Esta es la obra más extrema del Cuerpo Militar del Trabajo”, dice el teniente del Ejército Rafael González, uno de los responsables del proyecto. Luego comenta las dificultades climáticas: “En julio hubo 18 grados bajo cero en Fagnano y aquí en Yendegaia se nos congeló el mar”.
Otros habitantes de la zona reclaman que, además de la adversidad climática y topográfica, ha habido problemas como la reproducción del pájaro carpintero, que obliga a detener las obras en época de buen clima, o el hallazgo de conchales que también paraliza el trabajo para que sean estudiados por arqueólogos.
“Este camino nos va a cambiar la vida porque vamos a tener un cambio en la economía. Se han encontrado conchales y está lo del pájaro carpintero, pero también está en una zona bastante accidentada geográficamente. Tengo todas las esperanzas”, dice la gobernadora de Tierra del Fuego, Margarita Norambuena.
¿Qué más piden en Puerto Williams? Arcos dice que la pista del aeropuerto debería crecer de 1.600 a 2.400 metros, para que puedan aterrizar aviones de más de 100 pasajeros y así se abarate el costo del pasaje. Fernández agrega que se debe afrontar “la deficiencia en telecomunicaciones y los altos costos de la vida en Puerto Williams reflejados, por ejemplo, en el alto precio de la bencina”.
Importancia estratégica de la provincia
Pese a estar en la isla Navarino, Puerto Williams es la capital de la provincia de Antártica Chilena, porque geográficamente constituye la principal plataforma para llegar al continente blanco. Por lo mismo, la conectividad de esa ciudad está estrechamente ligada a la proyección chilena a ese territorio, a los mares australes y las mismas islas de la provincia y el Cabo de Hornos, como zona extrema.
Su importancia, de hecho, fue recalcada el pasado viernes por el Presidente Sebastián Piñera, durante su visita a Aysén. “Estamos muy conscientes como gobierno de la importancia de las zonas extremas, porque aquí viven muchas y muchos chilenos, y porque son zonas fronterizas que cumplen un rol geopolítico y estratégico muy importante”, afirmó el mandatario.
Además, el canciller Ampuero realizó una extensa visita a la zona esta semana, en el marco de su política estratégica de zonas extremas y que antes lo llevó al altiplano, en la Región de Arica y Parinacota.
“La política exterior parte desde el propio interior. Tenemos esta proyección hacia la Antártica, donde hay presencia de los países más influyentes del mundo. Entonces, significa estar en relaciones internacionales a través de esto que está al extremo sur y que tiene un impacto económico, turístico y científico tremendo. Desde el punto de vista de Cancillería, es un tema relevante porque es visión estratégica a largo plazo”, comentó.
En el Gobierno destacan la privilegiada situación geográfica y natural de las islas australes que no ha podido desarrollarse en todo su potencial.
Con la colaboración de la Armada y el Ejército, Ampuero visitó las obras de la Ruta Y-85, la isla Hornos -último enclave antes de la Antártica, junto con el archipiélago Diego Ramírez- y Puerto Williams, donde recorrió el Parque Etnobotánico Omora y se interiorizó sobre su proyecto de un Instituto Chileno Subantártico de desarrollo científico en la zona.
Respecto de la polémica surgida luego que el país vecino se adjudicara terrenos chilenos tras la presentación de un inventario argentino de glaciares, Ampuero señaló que la Cancillería ya se había referido a través de un comunicado.
Como el resto de las autoridades, además, en la Cancillería niegan que el plan para robustecer las zonas extremas apunte a una competencia con Argentina, si no simplemente, fortalecer el desarrollo de Chile en el extremo austral y su proyección hacia el sur.
“La política exterior parte desde el propio interior. Tenemos esta proyección hacia la Antártica, donde hay presencia de los países más influyentes del mundo. Entonces, significa estar en relaciones internacionales a través de esto que está al extremo sur y que tiene un impacto económico, turístico y científico tremendo”, dice el canciller Ampuero.