LOCALES

Resultados del Censo 2017 y el fracaso de las leyes de excepción

Al fin hemos conocido los resultados del Censo de Población y Vivienda realizado en nuestro país este año. Recordemos que estas mediciones, imprescindibles para la fijación de las políticas sociales y demográficas de cualquier país, se hacen cada 10 años. Nosotros aún nos manejábamos con el Censo del año 2002, pues el realizado el año 2012  resultó ser un chasco en su aplicación.

Hace pocos días se han entregado los resultados definitivos del Censo 2017 en población y vivienda. Las propias informaciones del Ine, organismo responsable de esta función, sólo recabaron en una cifra ya sabida, preocupante para el futuro de este país en desarrollo. La corroboración, Chile es un país que se está envejeciendo, pasando poco a poco su población inactiva a ser más numerosa. A nivel regional, la constatación del bajo crecimiento en población en Aysén y Magallanes, las únicas con menos de 200 mil  pobladores.

Nadie se ha atrevido a incursionar sobre las  implicancias de estas cifras en nuestro desarrollo como región; correspondía una interpretación al  menos de las autoridades de gobierno, de los partidos políticos y de algún centro de estudios superiores regional. De  hecho salta de inmediato una variable importante para el análisis; esto es la relación entre radicación de población y leyes de excepción territoriales y tributarias. La correlación es absolutamente negativa; es decir, las leyes de excepción sólo han servido apenas para retener población, no para atraer.  Magallanes en población no supera con sus 166 mil habitantes, las proyecciones de población, basadas en los censos anteriores. No hay un salto cuantitativo como producto de las leyes comentadas. Como dato ilustrativo, la Región de Tarapacá, entre 1991 y el 2002, creció en población un 25,6 %, producto de la instauración de la Zona Franca de Iquique.

Revisando la prensa de los primeros años del 2000, toda la discusión giraba alrededor del crecimiento de población, inusitado de las provincias componentes de la Patagonia y Tierra del Fuego argentina. Estaba muy cercano lo sucedido el año 1978 con la cuasi guerra; entonces, todos decíamos que era una vergüenza ir perdiendo participación en población. Los datos eran evidentes: en el año 1952 la participación de Magallanes en población era de un 53%, cuando Santa Cruz tenía 52 mil habitantes y Tierra del Fuego 8 mil.

Pero para el año 2002, las cifras de habitantes en ambas provincias argentinas eran de 197 mil y de 100 mil para Tierra del Fuego, en tanto Magallanes, seguía en el año 2002 con apenas 151 mil habitantes y la participación de población había descendido dramáticamente un 33 por ciento.

En febrero de 2003, nuestro Premio Nacional de Historia, Mateo Martinic, lanzaba amenazante su máxima, “No puede haber desarrollo en territorios vacíos”, pedía otro trato del centralismo hacia Magallanes, “Hay que estimular la permanencia de las personas, desgravemos a las personas: tenemos elementos como hacerlo:  hagamos que se paguen menor impuestos, desgravemos los bienes raíces, desgravemos los bienes de consumo, de tal forma de hacer atractiva la presencia y permanencia en Magallanes. De tal manera que cuando una persona está pensando en irse, diga… ¡Me quedo acá! (Patagonia Mía, febrero/2003).

Urticantes proposiciones del historiador para economistas defensores del libre mercado y del Estado ausente. Las inexorables lecciones del tiempo le dan la razón a la cátedra. Pobre crecimiento en población. Nuestro Natales con apenas 21 mil habitantes y Porvenir con sus 6 mil ochocientos, son testimonios de un desarrollo frustrado.

Fuente: La Prensa Austral

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